La primera romería que Dios envía, la de San Antonio de la Florida
Llega el buen tiempo y con él el tiempo de las romerías. A los madrileños se les atribuye este refrán que habla de esa romería a orillas del Manzanares, a la sombra de las dos ermitas gemelas dedicadas a San Antonio: la de la izquierda según se mira desde el río, la del culto; la de la derecha, la que contiene los frescos de Goya y que solo actúa como museo.
Cuenta la tradición que las chicas casaderas debían echar 13 alfileres en la pila del agua bendita, uno de ellos doblado; si al meter otra vez la mano para tomar el agua se quedaba uno enganchado en la piel, señal inequívoca de que la modistilla sacaba novio aquel año.
Romería urbana que huele a fritanga, polvo, sillas de tijera, luces, verbenas, música... y por supuesto Casa Mingo. Recuerdo un año lejano en que por ser día de trabajo acudí temprano a una de esas misas madrugadoras en las que los fieles pueden cumplir con la devoción... Había chicas vestidas de manolas que seguían el rito con risas y alborozo, también las había en vestido de calle, con chispeante brillo de esperanza en los ojos, los 13 alfileres... No he vuelto tan de mañana, algún año lo haré.
La primera romería que Dios envía...